Se hace una trenza y al mirarse al espejo se ve
guapa. Aprende el inicio de una de sus
canciones favoritas en la
guitarra y siente que ha dado un
gran paso, que está más cerca. Le salen
canciones,
poemas,
historias a mogollón, y lo más impresionante, son
buenas, a la gente les gustan.
Camina más recta, su
sonrisa es más amplia de lo que cabría esperar, se pierde en las horas
imaginando y
escribe sin parar.
Cada vez es más ella, menos otros y otras cosas, y se da cuenta de que esto le gusta de verdad. Hasta las telas que lleva puestas parecen ser ella y ser capaces
expresar lo que hay en su interior.
Queda mucho camino por recorrer, pero últimamente está dando tantos
saltos que no lo va a dejar volar lejos de ella nunca más.
Solo le queda un cosa, pero sabe que
se arreglará.
Los
colores por arte de
magia vuelven a brillar, y en cada una de las cosas encuentra una
nota, una
letra o algo que
cantar. Es increíble, pero hasta las nubes grises le ayudan a expresarse más.
Tendrían que verla en su empeño en
tocar la guitarra a todas horas y lo que practica que le salga a la perfección. Todo es paso a paso y lo sabe, pero cuanto antes mejor. Está continuamente repasando las
notas y asombrándose de encontrarlas cada vez más rápido. El
sonido del teclado bajo sus dedos la
enamora,
pero el del lápiz en el papel le apasiona.
Hasta ella se impresiona cuando le sale una nueva
historia, cada cual más
increíble que la anterior.
Ya no le duele tanto algunas cosas, ya que sobre ellas escribió y se desahogó. Porque el mundo sabe que
en todo lo que escribe se plasma ella, sus ideas, su mente y su corazón.
Y también que cuando El Sueño se hace más fuerte, ella se hace más fuerte con él.