A Diez Centímetros De Ti - Capítulo 6

CAPÍTULO 6
   Ya canto, la magia de mis cuerdas vocales sale sola. Dicen que son palabras, pero para mí son algo más, bendita música... "And I have always burried them deep beneath the groud, dig them up" digo lentamente. Me falta el aire, y no me importa, no me importa absolutamente nada más que el hermoso final; me siento y expulso las últimas frases, los últimos sentimientos, últimas notas...
-Look at the wonderful mess that we made, we pick ourselves undone...- suelto el poco aire que me queda y me relajo en el banco de esta capilla que ha sido el refugio de mis cantos durante este tiempo.
-¿Sara?
-¡Víctor!¿Cuánto llevas aquí?- digo sorprendida.
-Más o menos toda la canción- me dice cortante.
-¿Te pasa algo?
-Nada, solo que me parece genial que te manden a cuidarte y a no gastarte y que lo que hagas sea dejarte sin respiración.
-Pero Víctor...
-¿Qué querías? ¿Volver a desmayarte?
-No... yo solo quería cantar; gracias a esto me recupero más rápido- digo sin apenas aliento-, aunque ahora no lo parezca Víctor, es bueno para mí.
-Ya veo, por eso ahora ni puedes respirar.
-Pero esto es solo ahora, ya verás como en nada estoy mucho mejor.
   Suelta un bufido, como mofándose de mí, sé que no me cree.
-Víctor...
-No Sara. No entiendo nada de lo que estás haciendo. Se supone que deberías estar en cama, tranquila, preparándote para la prueba de esta tarde, y que así puedas volver a casa.
-Si confiaras en que sé que es lo bueno para mí... Puede sonar extraño, pero desde que hago esto me siento mejor, he acelerado el proceso de curación...
-Ah, ¿que esta no es la primera vez?
-No...
   Toma aire y lo suelta lentamente apretando los dientes, y reconozco perfectamente su gesto de auto control, como en el día de la primera prueba, cuando me desperté. También sé que cuando hace eso está a punto de estallar, y que siempre lo hace.
    Lo miro un poco asustada, no quiero que pase nada entre nosotros, y menos por algo así. Un poco más recuperada de la pérdida de aire, me armo de valor y digo:
-No sé porque te enfadas... A ti esto no te hace ningún daño...
   Me mira con cara de incredulidad y mirándome fijamente a los ojos me responde:
-He estado pendiente de ti desde antes del accidente, y después lo he estado incluso más. ¿Por qué ahora eres así? -esto, no lo llego a comprender- No puedes pretender que ahora esté siempre encima tuya, ¡tengo vida propia!
   Sus palabras me dejan inmóvil, nunca se había mostrado tan duro conmigo, por lo que me dicen y por lo que he llegado a recordar; y, aunque no quiero, ya entre lágrimas le respondo:
-No he dicho que no la tengas, y yo nunca te pedí que estuvieras conmigo, no era tu obligación; pero por lo que se ve, no lo hacías porque querías
-Ya, pero...- me interrumpe.
-No, -le corto yo- ahora me toca hablar a mí. Tú ya has dicho lo que necesitabas. Ahora voy yo.  
   Me mira furioso apretando aún más los dientes, pero no habla.
-No soy una niña pequeña, y eso tienes que entenderlo Víctor, sé que te preocupas por mí, pero yo puedo hacer lo que quiera, reír cuando yo quiera, quedarme encerrada en una habitación si quiero, gritar, llorar, si yo quiero hacerlo, porque soy mi propia dueña. Y porque hoy haya decido hacer algo que me apetecía, aunque a ti no te parezca bien, tengo derecho...
-Yo sé lo que te pasa Sara, lo único que quieres tú es llamar la atención...
-...Oh, claro Víctor, yo me puse delante del coche para que me atropellara, para que todo el mundo lo pasara mal por mí, yo tengo la culpa de haber entrado en coma, yo quise perderme tantos buenos momentos con la gente a la que quiero, tengo la culpa de echar de menos muchas cosas, entre ellas cantar y que al menos pueda hacer esto, no es mi culpa.
-Yo no he dicho que tengas la culpa Sara, pero tampoco es mía.
-Entonces déjame. Deja que me falte la respiración, deja que me duela la garganta, deja que sea libre. Necesito sentirme viva Víctor, y eso es algo que veo que no entiendes.
-No, no comprendo porqué justo hoy, que tienes que cuidarte aún más estás así, y haces esto. Dices que no eres una niña pequeña, pues no te comportes como tal.
   Entrecierro los ojo y muevo la cabeza.
-Te estás pasando.-digo simplemente. No tengo ganas de discutir, y menos con él, pero parece que no quiere parar.
-Ah, discúlpeme alteza de la perfección, tú no has hecho nada, cómo no, como siempre.
-Yo no he dicho nada de perfección ni de que no haya hecho nada malo Víctor, pero tú te estás enfadando por nada, y...
-Lo único que he hecho es decir la verdad, tienes que aprender a afrontar estas cosas.
-¿Verdad de qué? Lo único que has hecho es echarme cosas en cara, en las cuales la mayoría yo no tuve elección.
-Ah, ¿no? ¿No puedes elegir cerrar la boca?
-He dicho la mayoría, y para ya por favor.
-No quiero.-se acerca a mí con la mirada más furiosa que jamás le había visto y dice- No te entiendo, todo el mundo da todo por ti, pero lo único que haces es quejarte.
-Nunca lo he pedido, nunca me he quejado.- alejándome lo más posible de él sigo- Creo que ya ni siquiera recuerdas porqué me has empezado a gritar...
-Sí. Porque eres una egocéntrica, eso es lo que eres.
-Para ya Víctor, por favor.
-¿No te gusta oírlo? ¿Te molesta?
-No, me duele. Déjame en paz.
   Hago una pausa y prosigo:
-¿Acaso yo no estuve todas esas veces que tú mismo has dicho, en las que solo necesitabas compañía? ¿Acaso te lo he reprochado yo alguna vez? ¿Por qué estás haciendo esto Víctor? ¿Para conseguir algo, o porque quieres estar conmigo? ¿Por qué dices que son tan egoísta si nada de lo que me ha pasado es mi culpa? ¿Te he dicho yo que te quedes conmigo? Podrías haberte largado, yo no lo recordaría, pero decidiste quedarte, fue tu elección, ahora no me eches la culpa a mí. Te has enfadado por que yo también he elegido. Elegí recuperarme a mi modo.
   Suelta un bufido y responde:
-La verdad es que a veces me pregunto si hice lo correcto...
   Sus palabras son como una estaca que se clavan una y otra vez en mi corazón. Tengo la necesidad de huir, o al menos salir de aquí, pero sé que él no me va a dejar.
-Lárgate- es lo único que consigo decir, porque tras sus palabras lo que menos quiero es tenerlo cerca, al menos ahora no, porque ver su cara furiosa solo me hace más daño.
-¿Por qué?
-Que me dejes en paz.
-No siempre tiene que pasar lo que tú quieres.
-Ya estamos...
-No te das cuenta de solo eres un...
-¡Que te marches!- le grito con todas la fuerzas que me quedan.
-Vale, tú lo has dicho- y sale de la habitación.
   Cuando ya no está dentro, puedo observar con mi mirada borrosa como le tiembla el cuerpo, él también esta llorando. Ahora mismo me siento tan vacía, sé que seguramente le habrá parecido mal, sé que se lo tendría que haber dicho pero... Me parece mentira lo que acaba de pasar, un producto malvado de mi imaginación, creado para simplemente hacerme daño... Si no lo hubiese hecho, no nos habríamos enfadado, es mi culpa, todo es por mí, soy estúpida...
   Me siento tan pequeña... Solo quiero correr tras él e intentar arreglarlo, que me abrace y que todo vuelva a ser como unos minutos antes; demasiado tarde, ya no le veo. Me duele la garganta del grito y de contener el llanto, pero más me duele dentro.
   Mi mundo se cae, las cosas de mi alrededor se vuelven negras, pero con algunos pequeños puntos de luz, no oigo nada. Yo también me caigo. Y ahora, nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta todo lo que quieras, tanto bueno como malo; pero siempre respetando por favor.
Tus comentarios me hacen sonreír más que nada, gracias :)